Camino de caracol
— Todo lo que sube, baja, cantaba una señora
— Pero el café tostado-molido sube de precio y no baja, contestó su hija.
— Es porque pocos son los que ganan más y están arriba, reaccionó la madre.
— Tal vez hay que cambiar la escalera por un camino de caracol, donde no subamos a costa de… –la hija balbuceó y mordió su lengua, mientras su madre la escuchaba.
Entre los meses de octubre y noviembre del 2021 hubo una coyuntura peculiar. Mientras los precios del café “subían” y la pandemia del covid-19 “bajaba” añadiendo la variante “omicrón” afectando la salud humana, en Glasgow (Escocia) se reunió la 26ª edición de la conferencia anual sobre cambio climático de las Naciones Unidas, COP26 [1], buscando ponerse de acuerdo entre los que están “arriba” para salvar al planeta de una catástrofe climática. Esa coincidencia de hechos nos llama a la reflexión : precios del café tostado-molido suben y no suelen bajar, el cambio climático también “subió” (empeoró) y la elite de la humanidad, la “cereza de la calabaza” como Bauman (2014) [2] les califica, sigue creyendo –y nos hace creer a todos y a todas– que “con dinero se hace todo”.
Discernir un horizonte mayor en medio de una coyuntura volátil e incierto, parece ser una luz necesaria para nuestros tiempos.
En este artículo argumentamos que el café expresa esa realidad del cambio climático, de la economía mundial “del goteo” y de la desigualdad social, y que urge una estrategia glocal para aprovechar los precios, mitigar el cambio climático y profundizar las relaciones de cooperación cruzando los mares. Más “por un camino de caracol”, como dice la hija en el relato y que logra la atención de su madre.
1. Precios del café
Los precios del café están en alza desde el mes de octubre : US$2.3/libra (noviembre 2021). Se estima que pueden romper los US$3/libra e incluso los US$4/libra. Los dos gráficos siguientes revelan su evolución con mensajes opuestos.
El primer gráfico muestra el cambio constante de los precios donde, en 100 años, en 2001-02 fue el peor año y el de 2011 el mejor. El gráfico nos da a entender como que esos cambios de precios son normales, de que suben y que bajan, años buenos y años malos, incluso nos hace recordar aquello de que “todo lo que sube, baja”. Todo ello parece algo natural.
El segundo gráfico muestra precios ajustados por la inflación ; se parte desde 1977, un año de precio alto. Ese precio de 1977 es como 1000% más alto con relación a los precios del 2020-21. El ajuste por inflación tiene como determinante principal el incremento de costos que incluyen insumos, fuerza de trabajo y gastos, que generalmente están fuera del control de las personas productoras de café. De aquí, los precios pueden subir, pero si los costos subieron más, esa “subida” de precios realmente no es “subida”, más bien los precios del café oro (materia prima) van bajando sistemáticamente. O sea, la “subida” de precios del café que se va dando en los últimos 3 meses del 2021 es como un “alegrón de burro”.
2. Causas o coincidencia de elementos que levantan olas
Sin perder de vista el gráfico 2, centrémonos en las causas del alza de precios en este segundo semestre del presente año, 2021. Más que causas, vemos que hay varios elementos que suceden simultáneamente y que tácitamente se conectan entre sí provocando esa “subida” de precios.
Hay una especulación con los precios, porque hay mucho dinero “en la calle”, mientras hay café en bodegas y en las plantas de café. Aunque en el mes de noviembre los importadores (tostadores) empezaron a ver que café en sus bodegas va disminuyendo.
Esa especulación en precios se debe a que el café de Brasil, generalmente plantaciones a pleno sol y bajo sistema de monocultivo, bajó en al menos 20% de su cosecha en el ciclo actual (algunos estiman que la pérdida de cosecha del café es hasta en 60%), primero por una sequía y luego por una helada incluyendo ¡nieve ! en el mes de julio provocada por un frente frío proveniente de la Antártica ; ambos, sequía y helada, son claros efectos del cambio climático, a su vez provocada por las acciones humanas, advertidos por los científicos (ver Kurmelovs) [3]. Lo de Brasil, que bajo el presidente E. Bolsonaro en los últimos 3 años arrasó la Amazonia para imponer agricultura de monocultivo y ganadería, importa mucho porque produce el 35% del total del volumen del café mundial. Si Brasil baja a la mitad de su producción, ningún importador, tostador o distribuidora de café tostado-molido quiere arriesgarse el quedarse sin café para la mañana del día siguiente –o para 2022– por lo que corren a comprar café al precio que sea.
Paralelamente el costo de la logística se disparó para todos los productos. A diferencia de la mercancía como los granos que se transportan en buques cargueros, en el café el transporte marítimo es en contenedores. El precio del transporte marítimo de 1 contenedor de café subió de 2 mil (US$4.8/qq) a 4 mil, luego a 7 mil y ahora se habla de hasta 15 mil (US$36/qq) [4]. También los costos de transporte en furgones o camiones desde las aduanas a las bodegas de las empresas aumentó y se reporta en los EEUU que esos camiones no se dan abasto, por lo que las aduanas van cobrando multas a quienes no recogen café en el tiempo estipulado. También se informa de cierto caos en la exportación desde los países, particularmente de Brasil, porque no logran disponer de contenedores de transporte marítimo de forma oportuna, por lo que hay importadores en Inglaterra o en Estados Unidos esperando por su café durante más de 2 meses.
Lo anterior tiene que ver con la recuperación de la demanda mundial de bienes y servicios promovida por las políticas de estimulo fiscal de parte de los gobiernos en los países desarrollados –p.ej. el 1.9 billones equivalente al 10% al PIB norteamericano que el gobierno de los Estados Unidos inyectó a su economía a inicios del 2021, así como 1 billón para infraestructura en noviembre 2021. Esa demanda ha desbordado la oferta de bienes y servicios del mercado. Las empresas previeron que por la pandemia se iba a tener un periodo de estancamiento prolongado y redujeron su producción e inventarios, y los flujos de transporte mundial de mercaderías se bajaron. El café estaba saturado en las bodegas. Pero las cosas salieron al revés por la fuerte demanda, por lo que no hay capacidad suficiente para abastecer el mercado.
Este desbalance entre demanda y oferta mundial de mercaderías es la que está propiciando la inflación en los países desarrollados y en los países emergentes. En octubre pasado, el FMI estimó que a finales del 2021 la inflación alcanzará su pico, de 3.6%, muy por encima de lo que esperaban en julio pasado, en 2.4%, lo que significa que todos los precios de los productos suben y seguirán subiendo.
3. Tendencias
¿Qué situación se nos avecina en un futuro inmediato y de mediano plazo ? Dado que lo único cierto es lo incierto, aquí apuntamos algunas tendencias sobre el café, las relaciones importadores y exportadores, las organizaciones del comercio justo, las familias productoras de café y sus organizaciones, y sobre el valor del café tostado-molido en los Estados Unidos y en Europa.
Si las plantas de café en Brasil fueron dañadas severamente, la renovación tomará 3 años, al menos asumiendo que en esos 3 años no habrá otra sequía u otra helada. Si tomasen 3 años, los precios del café van a mantenerse elevados en los próximos 3 años. En coherencia, algunos estudiosos creen que el precio del café podría pasar los US$3 y hasta US$4/libra [5]. Eso sería, aparentemente, buenos ingresos para las familias productoras. Aunque el cambio climático puede incluso empeorar la situación : un productor de Centroamérica puede recibir 250 dólares por 1 qq de café oro, ¿y si su cafetal, a pesar de estar en asocio de árboles frutales y forestales, diferente a las plantaciones de Brasil, se daña por el cambio climático ? Puede quedar oliéndose el dedo.
Prevemos un posible deterioro en las relaciones entre importadores y exportadores del café oro. El cumplimiento de acuerdos entre importadores (compradores) y exportadores de café oro se verá según el vaiven de los precios. Ambos pueden acordar (“rematar”) café en un precio definido con antelación, digamos acuerdan en 220 + 20 de diferencial y con tasa de calidad 81 ; pero si los precios comienzan a bajar despues de febrero o marzo 2022 antes de que se les envíe el café acordado, esa importadora o tostadora querrá ahorrarse y por lo tanto liberarse del contrato previamente firmado. Si los precios del mercado ya bajaron a 180, la importadora-tostadora puede decidir que la catación del café resultó en tasa 79 y devolver el café, u ofrecer comprarles en 190 como “un favor”. En consecuencia, en esa transacción los exportadores pierden US$50/qq, salvo que busquen otra catación neutral, pero ello hace que pase el tiempo, los gastos suban y las tensiones afloren. También sucede al revés, si los precios “en la calle” están encima del precio acordado (“rematado”), los exportadores del café buscarán romper el contrato. Digamos que firmaron contrato en 190 al inicio de la cosecha 2021-22, dado el alza de precios a 230 dólares, los exportadores buscarán venderlo a ese precio “de calle”, por lo que a la hora de cumplir con su contrato previo ya no tendrán café en bodega. Son engaños de uno y otro lado que afecta las relaciones de larga duración ; por lo anterior, las importadoras (compradores) en la actualidad se van resistiendo a fijar precio en estos meses de noviembre y diciembre, y si lo hacen quieren asegurarse de que hay café en la bodega de quien ofrece café. A más variación de precios, más prevalencia de engaños de un lado y de otro, más oportunismo.
Los organismos del comercio justo pueden perder mucho en este contexto de altos precios. Unos tienen contratos en 160 dólares, en 190, en 225 y otros en 230 dólares por qq. La mayoría de las cooperativas no redistribuyen sus excedentes ; tampoco deducen solamente 25 o 35 dólares por costos de acopio, beneficio seco y servicios de exportación ; ellas acostumbran deducir montos mayores por las razones que sean. En correspondencia, cuando las personas asociadas ven que su cooperativa les paga 140 dólares o 160 dólares por qq cuando “en la calle” les ofrecen 180 o 190 dólares, tienden a irse por el mayor precio. Esto pasa porque la persona asociada es dueña de su café y quiere vender a donde quiera cuando los precios están altos, y va entregar café a su cooperativa cuando los precios “en la calle” están debajo de lo que su cooperativa suele pagarle. A su vez, muchas cooperativas, al no recibir café de sus miembros, compran café de “la calle”, de la intermediación tradicional, café por el cual no darán el premio orgánico y la prima social del comercio justo a nadie. En otros casos, las personas asociadas cumplen con el volumen de café comprometido con su cooperativa, pero le llevan café de menor calidad, el de mejor café lo venden al intermediario tradicional. De aquí, si la mayoría de las personas asociadas desvían su café a “la calle”, las organizaciones del comercio justo quedarán con un volumen de café menor a sus metas, se compensarán con café de “la calle” y probablemente agarrarán café de menor calidad ; ello muestra una debilidad estructural en la cadena del comercio justo, desde los productores hasta las tiendas del comercio justo, no hay mutua lealtad por las razones que sean, siguen siendo gobernadas por el oportunismo donde “el dinero jala dinero”.
En este ambiente de precios y oportunismos, los productores de café orgánico tenderán a virar hacia el café convencional, los productores con café tradicional que no aplican insumos químicos ni orgánicos buscarán insumos agroquímicos y quienes ya usan insumos agroquímicos tenderán a acrecentarlos. El espíritu de aumentar volumen para más dinero ganará terreno. El motor que empuja a ello es la cultura de “dinero jala dinero”, y cuyos efectos pueden ser desastrosos para el campesinado, sus organizaciones y para la salvación del planeta. Los intermediarios comerciales insistirán en, dinero en mano, comprar café de futuro, proveyendo crédito bajo términos de usura y ofertando insumos agroquímicos a ser pagados con café, lo que llevará al campesinado a endeudarse, a depender más del mercado para la producción del café y a comprometer su café a esa intermediación comercial. Las organizaciones de productores, por haber respondido con precios “de la calle” se quedarán sin fondos para proveer crédito a sus miembros, lo que les limitará acopiar café en el siguiente ciclo y por lo tanto en desventaja para continuar sus alianzas con las organizaciones importadoras de Estados Unidos y de Europa, salvo que se abracen a la intermediación comercial. Con el vuelco hacia insumos agroquímicos y hacia una agricultura de monocultivo, así como la cooptación de las organizaciones de productores de parte de las fuerzas del mercado, el daño al suelo y al agua se recrudecerán ; algo de eso en escalas mayores ha sucedido en Brasil : productores de café en el estado de Paraná sufrieron heladas hace 40 años, por lo que se trasladaron a Minas Gerais buscando un clima más estable, pero no aprendieron la lección, allí volvieron a implantaron plantaciones de café a pleno sol, altamente tecnificado y a punta de agroquímicos, los que son condiciones propicias para que una helada los golpee aun con más dureza.
Al mismo tiempo, el precio del café tostado-molido y el precio en taza de café en cafeterías para consumidores en Europa y en Estados Unidos tiende a subir, de hecho ya va subiendo desde el mes de octubre 2021. Muchos estudios muestran que los precios de café tostado y molido, así como la taza de café en Starbuck o en cafeterías diversas, hace siglos que han roto con el adagio de que “todo lo que sube, baja”, el precio del café tostado-molido vendido al detalle sube y no baja, al igual que los agroquímicos, suben sin límite ; solo los productos campesinos como el café oro, frijol en saco o cerdo en pie suben y bajan, bajan y suben, mientras su precio ajustado por la inflación baja y baja, sistemáticamente. Esto implica que la desigualdad social en un marco glocal se recrudecerá, incluyendo el deterioro ambiental.
4. Estrategias de largo plazo
En general lo más recomendable es no especular y aumentar la propia eficiencia. Vender de inmediato el café que se tiene en el precio del mercado Nueva York ; no especular creyendo que los precios van a subir más. Al mismo tiempo, aumentar la eficiencia en el acopio y en el beneficiado seco que implica reducir costos y aprovechar los “desperdicios”, cuidar el café de los posibles robos y preocuparse porque el café tenga buena calidad ; también en el otro lado del mar, aumentar la eficiencia.
En el caso de organizaciones cooperativas que trabajan en alianza con importadores, sean éstas del comercio justo o importadores con sentido de justicia social, esa alianza debe ir más allá de los precios del café oro –que sube y baja– donde las partes conviven en “camas separadas”, uno en materia prima y el otro en productos procesados ; debe ir hacia los precios del café tostado y molido que sube y sube, contribuyendo de ese modo a la equidad social ; trabajar formas de mitigar el cambio climático ; y que toda la cadena de actores mejoren sus capacidades de inversión económica y social en las comunidades rurales. Esto es como iniciar a “cambiar la escalera por un camino de caracol”. En lo que sigue desagregamos estos puntos.
Aunque los precios de mercado están arriba de 220 dólares, un precio de 190 dólares definido (y acordado) para este y los próximos 5 años es un buen precio. Ese acuerdo debe moverse bajo el principio de compartir riesgos y ganancias con relación al precio del café tostado-molido en un marco de transparencia informativa entre los actores participantes : organizaciones de productores en paises del sur e importadoras de los Estados Unidos o de Europa. En esa alianza establecen como precio base 190 dólares, y comparten ganancias o pérdidas de la venta del café tostado-molido ; o sea, las organizaciones de productores y su membrecía estarían también en la posibilidad de asumir pérdidas, escenario para el cual deben aumentar sus niveles de eficiencia que les permita seguir bajando más sus costos, aunque dudamos que hayan pérdidas en la venta del café tostado-molido pues ello implicaría que los importadores acepten que los precios al consumidor bajen. Este acuerdo base es posible bajo el principio de mutua lealtad, que el importador no rompa su contrato cuando los precios del café NY están bajos y que la organización de productores, al igual que su membrecía, honren sus compromisos independientemente del vaivén de los precios ; que ningun actor de la alianza salga corriendo a “la calle” por dinero. Este acuerdo demostraría que, a pesar de tanta incertidumbre y especulación, lo mejor sigue siendo establecer relaciones de largo plazo sobre la base de un precio razonable, de compartir ganancias y pérdidas con relación al precio del café tostado-molido, y de comprometerse con las comunidades humanas y naturales.
Al definir el precio en 190, la organización de productores debe ser coherente con ello : asumir el reajuste. Aquellas personas productoras que le vendieron café a su organización en un precio de plaza menor al promedio de la temporada que la orgnización pagó, pagarle la diferencia. Eso es parte de la equidad con consecuencias de lealtad de doble vía, del productor hacia su organización y de ésta hacia sus membrecía, y de ambos con el importador.
Las organizaciones de productores deben innovar de forma permanente. Acopiar en la misma comunidad y pagar a la pareja por el café recibido –pagarles por el café a marido y esposa reduce el mal uso que eventualmente puede darle el marido cuando se le paga solamente a él. Comprar café también en uva en caso la famila productora carece de beneficiado húmedo. No quedarse en solo café pergamino, donde “café es de hombres”, pero agregar valor al café en la misma comunidad, secarlo hasta el punto de trillo, seleccionar y trillarlo, aprovechar la cascarilla del café como abono o fuente energética, actividades donde las mujeres tienen protagonismo ; no centralizar el beneficiado de café, ni volverlo intensivo en tecnología en ambientes con alto desempleo. Encontrarle sentido a cada actividad : secar café en la propia finca en lugar de echarle agua 2 kms antes de entregar el café a su cooperativa, creyendo que vendiendo agua en lugar de café “gana más” ; escoger el café en lugar de presionar que le deduzcan lo que sea con tal de que le paguen de inmediato. Organizar cafeterías también en el país, como una ventana al mundo rural. Ayudar a que las personas productoras miren también con “luz alta”, que cosechen lo que siembren : en el ciclo siguiente, digamos 2022-23, la persona asociada entregue el mismo –o proporcional al– volumen de café que entregó en el ciclo previo, digamos 2021-22, por lo que si los precios del café bajan en el ciclo que se encuentre, aquél productor no podrá entregar más del volumen que entregó en el ciclo anterior ; que la organización sea un espacio para que las personas dueñas del café analicen del porque entregan determinado volumen a su cooperativa y a la intermediación tradicional, de qué les limita o potencia abrazarse a su organización [6]. Igualmente el importador en los Estados Unidos y en Europa, mejorar sus redes sociales vía Universidades, iglesias y cooperativas ; mejorar sus coordinaciones para importar, transportar, almacenar y distribuir el café tostado-molido hacia los consumidores ; vender café on line ; organizar cafeterías donde tengan murales con información de toda la cadena del café ; lograr voluntariedad de personas que buscan apoyar una cadena glocal justa ; analizar la cadena del café desde el contexto de los Estados Unidos o Europa. Las organizaciones norte-sur, entrelazadas entre sí, son como el trocito de tortillas que acompaña el huevo frito, la miel en el panqueque, el complemento ideal de las personas que se organizan y mueven el mundo del café a la par que contribuyen a la equidad social y ambiental.
Las organizaciones y su membrecía deben evitar el derroche de recursos, una práctica que daña a la familia y empeora el cambio climático. En lugar de malgastar los buenos ingresos por el café, deben asumir un compromiso de cómo mitigar el cambio climático y cómo usar bien sus ingresos a favor de sus familias. Lo de Brasil con la helada provocada por el frente frío de la Antártica puede darse también en Colombia, en países de Centroamérica y en otras partes del mundo ; de hecho, ya se están dando en varias regiones del mundo. En correspondencia, las personas asociadas y sus organizaciones deben invertir más en el suelo y en el agua, reducir la población de café por hectárea, diversificar más, combinar agricultura y ganadería menor (aves), producir abono ecológico y depender menos de agroquímicos, y agregar valor a los diversos productos de la finca. Más que cultivos resilientes a la sequía, como la yuca, pitahaya o piña, invertir en sistemas agroforestales que capture dióxido de carbono, contribuya a la biodiversidad, al suelo y al agua. Más que mercancías y dinero, que las organizaciones construyan densas relaciones sociales de cooperación, también con las personas trabajadoras, para fortalecer a las comunidades [7].
Es tiempo en que necesitamos mayor sensatez. Evitar aquello de que “más subes más duele la caída”. En su lugar, más cooperas con las personas y con la naturaleza, más “colchon” construyes que amortigue cualquier “caída” y que más bien ese “colchón” te impulse de forma colectiva a escalar con equidad en el camino del caracol.
Alianzas de largo aliento que abracen estas estrategias pueden ser como una camiseta roja en una lavadora de ropa blanca, su misión es desteñirse para que personas productoras, cooperativas y asociaciones, importadoras y ventas al detalle del café aprendan a vincularse y luego conectarse para ganar con equidad, cuidando la casa común y cultivando una vida dígna.
Concluyendo, “camino de caracol” es construir una alianza a partir del conjunto de la cadena de actores que agregan valor al café, a sus organizaciones y comunidades. Es una alianza donde comparten ganancias y pérdidas desde la venta del café tostado-molido. Es constuir procesos en que se venda café tostado-molido en los Estados Unidos y en Europa, y también en los países del sur. Es una alianza en que el énfasis en el dinero “baje” y se enfatice los espacios de aprendizajes en las organizaciones, en que no solo veamos el café sino el ecosistema donde ese café se produce, y en que se apueste por densas redes sociales intracomunitarias, entre comunidades y en alianza con organismos internacionales. Este camino, al fin y al cabo, expresa el sentido profundo del igualitarismo, idea asociada a las tradiciones democráticas, que no es dar a cada cual lo que se merece, pero dar a cada cual lo que necesita para desarrollarse como persona, superando los oportunismos. Este es la idea que la alianza de organizaciones glocales buscan cultivar.
Este artículo se ha beneficiado de información e ideas de Warren Armstrong, Anne Loewisch, Kleber Cruz, Arturo Grigsby, Gisele Henriques, Paz Redondo, Mark Lester, Daniel Ehrlich, Freddy Pérez, Fabiola Zeledón y Elix Meneses.